Desde el punto de vista objetivista, el coaching empresarial se enfoca en la racionalidad, la autonomía y el interés propio de los individuos dentro de una organización, promoviendo un enfoque basado en la mejora constante y el logro de metas claras y objetivas. El coaching, en este contexto, no se trata de fomentar dependencias emocionales o de gestionar equipos desde una perspectiva altruista o emocional, sino de ayudar a los individuos a tomar decisiones lógicas, establecer objetivos realistas y productivos, y mejorar sus habilidades para maximizar su rendimiento personal y profesional. El coach actúa más como un mentor racional que guía al coachee hacia soluciones fundamentadas en hechos, en lugar de promover soluciones generalistas o emocionales.

El coaching empresarial desde el objetivismo enfatiza la autoeficacia y la competencia como pilares del éxito organizacional. Los individuos y equipos deben ser guiados para actuar de acuerdo con sus propios intereses racionales, desarrollando habilidades y capacidades que les permitan lograr el éxito de manera independiente, sin depender de la validación o la conformidad con los demás. El coach objetivista alienta la toma de decisiones basada en la realidad objetiva, promueve la creación de metas alineadas con los intereses y valores personales, y fomenta la responsabilidad individual. En un entorno empresarial, esto significa tomar decisiones que beneficien a la empresa en su conjunto, siempre basadas en principios éticos y racionales, en lugar de motivaciones altruistas o manipulativas.